dilluns, 5 de febrer del 2018

Arboricidios Marca Barcelona

Una vez más los árboles pagan 

la insensibilidad humana.


Las casas baratas de BonPastor están ya en el suelo, al menos la gran mayoría de ellas. Se han talado un buen número de árboles para reurbanizar la zona, que ahora es un gran descampado. Algunas de esas talas provocan emociones de tristeza. Se trata de ejemplares de más de 25 metros de altura y 30 metros de diámetro de copa, que han convivido con el barrio durante 90 años, soportando podas drásticas y de realce.
Estos árboles han dado muy buenas sombras, año tras año haciendo más soportable el verano para las personas, quizás 80 o 90 veranos, y podrían dar sombra 100 años más si no interviniéramos de manera criminal y definitiva en sus vidas. Con una ruidosa motosierra tramo a tramo, trozo a trozo el árbol cae, y sus gruesos troncos se inclinan finalmente empujados por una enorme grúa que sin piedad lo abate, dejando sus raíces al aire . El ser humano alza las manos y celebra el triunfo de la pequeña motosierra sobre el gran árbol silencioso, quedo, que da lecciones sobre convivencia aportando beneficios al entorno sin pedir nada a cambio.
Salvarlos no hubiera sido difícil. Sólo se hubiera tenido que tener en cuenta la arboleda en la nueva planificación urbanística, edificar a su alrededor para que esos majestuosos árboles hubieran continuado con su aporte ambiental y social. Nadie los tuvo en cuenta. Cayeron ante la ignorancia y la pasividad de quien pudiera haber hecho algo.
En todo caso y tras no haber podido salvarlos mediante una planificación urbanística adecuada, se podría haber hecho también alguna cosa. Trasplantarlos a un lugar donde pudieran volver a intentar la convivencia con lo humano y después de la inevitable paliza del trasplante volver a desarrollarse y a ofrecer de nuevo su majestuosa sombra.
De nuevo el ser humano doblega a la naturaleza y muestra su vertiente más fría y sanguinaria. 

Carlos Bernal Lorente
Col·lectiu Malesherbes