Por Raquel Telias –
Ilustraciones Franco Nieri, Masdeco
Camino
al Parque Oncol, en el comienzo de la selva valdiviana, está el
Kalfvgen, el centro de medicina mapuche que Paola Aroca, machi de la
comunidad Calfuñen, comenzó a levantar hace diez años junto a parte del
bosque antiguo, ese donde van a sanar personas, el de árboles nativos,
el espacio sagrado donde habitan y […]
Camino
al Parque Oncol, en el comienzo de la selva valdiviana, está el
Kalfvgen, el centro de medicina mapuche que Paola Aroca, machi de la
comunidad Calfuñen, comenzó a levantar hace diez años junto a parte del
bosque antiguo, ese donde van a sanar personas, el de árboles nativos,
el espacio sagrado donde habitan y pertenecen los espíritus ancestrales
de esta comunidad y de muchas más. Inexplicablemente, también el lugar
donde se proyecta una central eólica que tiene a esta machi y a gran
parte de Valdivia haciendo una barrera para protegerlo. La voz de un
pueblo y de un bosque que hay que escuchar.
La sanadora
de la comunidad. Eso es una machi, una mujer que recibe este don o
talento como herencia de un linaje ancestral. Una persona que para
entender y asumir que tiene ese rol dentro del pueblo, enferma
gravemente hasta que los espíritus antiguos hablan, se comunican y
aceptan los nuevos roles. Paola Aroca comenzó a estar mal cuando vivía
en Suiza, volvió a Chile, a su comunidad, y entendió su destino. Así
llegó a ser machi, después a habitar un terreno donde una vez de turista
sintió como si la sostuvieran, a conectarse con el bosque, los abuelos,
las hierbas y a crear un centro medicinal mapuche que atiende a
personas de distintos lados y dolencias, con cuatro cabañas para
turistas o personas que van a sanar, una ruca, senderos por el bosque.
Un estar bello donde la machi recidía feliz, hasta que en septiembre del
2015 volvió a enfermar gravemente. Pasó varios días inconsciente,
cuidada por personas de la comunidad; comenzaron a hacer ceremonias,
hasta que la machi volvió a tener fuerza y a entender qué estaba
pasando. El bosque antiguo valdiviano estaba en peligro y le estaba
pidiendo que se levantara para protegerlo. Obligada tuvo que pasar de la
comunidad a la calle, del centro a la exposición, del canto al árbol a
la campaña por Facebook.
¿Cómo es una machi del 2017?
Igual
que la de antes. El rol de machi es ancestral, no es modificable, no se
elige, se hereda. Es algo que viene de muy atrás, una memoria que
empieza a aparecer de a poco, se va despertando con ceremonias. Lo que
ahora es distinto es la función que tiene una machi, las estrategias que
utiliza o lo que tiene que hacer para crear equilibrio. Porque el
llamado nuestro es a restablecer o mantener el equilibrio en la tierra. Y
el problema hoy en día es que el equilibrio está tan amenazado que hay
que levantarse para crear una conciencia que ponga atención en el
resguardo de los espacios sagrados, que son los que mantienen el
equilibrio en la tierra. Hay un paso desde lo espiritual a tener que
casi vincularse en temas hasta legales o políticos porque es una
necesidad urgente de la tierra. Ahí es donde entra también la
tecnología, como difusión para reflexionar sobre cómo queremos el país y
tierra donde vivimos.
¿Qué siente cuando está en el bosque?
Siento
que ahí están nuestros ancestros, la fuerza de todos los abuelos y
abuelas, de la medicina. Siento que no estoy sola, me siento sostenida,
recibiendo una medicina sutil, poderosa, antigua. Este bosque es tan
relicto, que ha superado ya un período de glaciación, que estaba antes
de eso. Entonces ahí hay memoria de una tierra, y eso se siente. Es algo
que el que venga lo puede sentir. Ahí hay amor, ternura, nuestros
espíritus protectores. Son de equilibrio, de fuerzas altas.
¿Para el pueblo mapuche el bosque es un lugar sagrado?
En
cada territorio estamos habitando y coexistiendo con distintos lugares.
Aquí, en la costa valdiviana, está el espacio sagrado que son las altas
cumbres, la energía más alta, la protección a todo el territorio. Aquí
los bosques migraron a las alturas para sobrevivir, y por eso es tan
antiguo, tan sagrado.
¿En el bosque se hacen actividades?
Depende
de cada comunidad. Nosotros empezaremos a hacer recorridos cuando
empiece la primavera abiertos a todo el que quiera, gratuitamente, con
gente especializada para que se conozca este territorio, esta parte del
planeta. Porque la conexión con él es relativamente nueva, de no más de
30 años, cuando se empezaron a hacer los caminos. Nosotros llegábamos
con tránsito fluvial, estaba más blindado y protegido, no se conocía
mucho. Entonces queremos que la gente lo conozca para que lo amen,
respiren su fuerza y lo defiendan con nosotros.
¿Cuándo se unió su comunidad con los del Bosque Antiguo Valdiviano?
Surgió
como necesidad casi no planificada. Cuando enfermé y luego me levanté
con la ceremonia y restablecí mi equilibrio asumiendo el compromiso con
la abuela del bosque, comencé a hacer ruegos todas las mañanas para que
nos mostraran caminos sobre un problema que va a producir un
desequilibrio. Mientras toda la gente abrazaba la energía eólica como lo
mejor, de menos impacto ecológico. Entonces estaba el riesgo de que nos
dijeran que nos oponíamos a todo. Pedimos por gente porque solos no
podíamos, y el factor espiritual fue lo que primó. Empezó a llegar gente
durante enero y febrero, por otros motivos, que terminaron siendo las
indicadas para guiarme, explicándome términos y por qué era un proyecto
tan terrorífico, el impacto a la naturaleza por la que Valdivia ha
luchado y cuidado tanto.
¿Qué es lo que han hecho?
Empezamos
a hacer conversatorios chiquititos en casas de gente afín. Se corrió la
voz y de pronto ya éramos un movimiento. Afortunadamente el Servicio de
Evaluación Ambiental abrió una ventana para hacer observaciones
ciudadanas y salimos a las calles para juntar firmas y hacer que la
gente mirara lo que podría ocurrir. Juntamos 5 mil, de las cuales no
todas fueron aceptadas, pero se logró que en un mes y medio Valdivia
hablara y preguntaran más allá sobre lo que significaban esos 17
aerogeneradores que Acciona España quiere poner en nuestro bosque
antiguo y sagrado.
¿Qué le parece el proyecto del parque eólico Pililín?
Una
equivocación. Algo que pasa cuando las empresas planifican desde el
escritorio en la ciudad, cuando el fin es hacer dinero, diciendo además
que es un bien para la comunidad. Los gerentes de Acciona Energía en
Chile nos pidieron una reunión para saber qué era lo que ocurría, y ahí
le dijimos que no permitiremos una central eólica en este territorio,
que es un espacio sagrado no solamente para el pueblo mapuche costero,
sino que para todo Valdivia, la región y el planeta. Es un bosque que
sobrevivió a la última era de glaciación y sirvió como semillero para
todos los bosques del tipo selva valdiviana que se propagaron de
Nahuelbuta hasta la punta norte de Chiloé. En una pequeña superficie hay
mucha biodiversidad, con especies únicas, y si se extingue desaparece
de la tierra. Es un desequilibrio muy grande que se podría producir.
Además Valdivia vive del turismo, hay emprendimientos con visión de
turismo ecológico, indígena, con respeto a la naturaleza, y no se puede
obviar eso. Toda la costa recibe las aguas de este bosque con crecientes
y nacientes de aguas. Es la memoria de la tierra.
¿Qué les contestaron?
Reconocieron
que fue un error haber llegado a este lugar, pero que no son los que
deciden finalmente, aunque trasmitirían nuestro mensaje que dice
firmemente que no hay ninguna posibilidad de negociación, que
agradecemos sus intenciones de mejorar calidad de vida, pero este es
nuestro territorio y de la gente, pero que la dignidad para nosotros
como mapuche está en cuidar nuestros espacios sagrados y proteger a
nuestra madre. A la semana respondieron que se quedaban acá salvo que el
SEA dijera lo contrario. Se pasaron las observaciones ciudadanas y de
distintas instituciones estatales. Y en octubre deben entregar las
respuestas a ellas.
¿Qué planes tienen como Bosque Antiguo Valdiviano?
Es
un juego de ajedrez, hay que ir mirando porque todos los días cambian
las reglas. Crean una ley que protege y después otras sobre estas. Esto
es para largo. Y viendo el contexto. Cómo reaccionarán los gobiernos que
vienen, que no plantean posturas ni prioridades, no se entiende cuál es
el desarrollo que como país abrazamos. Aquí hay humedales, bosques
antiguos, ríos. Todo eso es intocable y ya han tocado mucho. Entonces
nosotros tenemos que volver a la cordura como país, porque estos
espacios sagrados no son recuperables y este daño no es mitigable. Si a
un río que le quitas su fuerza, lo invades, contaminas, el espíritu
protector se va de ahí y queda sin fuerza. Nuestras ideas son claras.
Sabemos que tenemos que activarnos, que el bosque no lo podemos dejar
solo, tenemos que reflexionar y tener valores de equilibrio, respetar a
la naturaleza. La gente está apelando a eso.
¿Hasta dónde va a llegar usted?
Esto
es un día a día. Queremos llegar a todo el planeta para que sepan que
este bosque es sagrado no solo para Valdivia y la región, sino que es
sagrado porque es un pulmón para todo el planeta. Ahí vamos a llegar, a
crear conciencia, diálogo, amor. Yo tengo la fe de que va a haber más
cordura de cómo es el desarrollo que queremos. Nuestros gobernantes
tienen que hacer el ejercicio para no tener conflictos medioambientales y
socioambientales en todo el país. Hemos llegado a los límites y no se
han creado leyes que protejan lo sagrado. Es tan duro darse cuenta de
que los intereses no van por este camino, por un asunto de sobrevivencia
y continuidad de la especie también. Y de nuestro pueblo mapuche, por
supuesto.
www.masdeco.cl/no-tocaran-nuestro-bosque/