7.000 millones de euros. Es lo que el Gobierno calcula que tendrá que prestar a Bankia
para empezar a hablar. No está claro si hará falta más dinero y ni
siquiera que vayamos a cobrar. Tampoco es el primer cheque: el Estado ya
había prestado antes otros 4.465 millones, hace dos años, como regalo
de bodas por la fusión entre Bancaja y Caja Madrid. En total, son 11.465
millones: más que todo el hachazo en educación y sanidad (10.000
millones), casi seis veces más que los recortes en Ciencia e I+D (2.000
millones), tres veces lo que se ahorró con la bajada de sueldos de los
funcionarios (4.000 millones) o más de siete veces lo que se recortó al
congelar las pensiones (1.500 millones).
12.992 millones de euros. Es lo que se supone que
valía Bankia según su propia contabilidad, su valor en libros hace algo
menos de un año. Para la salida a bolsa, el 20 de julio de 2011, se
ofreció un descuento del 60% sobre esta cantidad para motivar a
inversores a entrar en este pastel. Ni aún así: desde que cotiza, el
valor de Bankia (el de la bolsa, no el de los libros) se ha reducido un
38% más.
4.600 millones de euros. Es lo que vale Bankia,
según su capitalización bursátil de ayer. Es decir: los mercados valoran
a esta entidad financiera en un tercio de lo que el Estado tendrá que
poner para reflotarla a ella y a su matriz, el BFA, que es una especie
de banco malo donde el genio financiero de Rodrigo Rato –aconsejado por
MAFO– dejó toda la basura del ladrillo para ver si así podía aguantar.
En ese almacén nuclear se guardan 30.000 millones en activos tóxicos, un 3% del PIB nacional
o todo el recorte del gasto público de este año. Dentro de esa cifra
hay también 5.000 millones en suelo, un patrimonio que se ha devaluado
aún más. Es obvio que el dinero público prestado difícilmente va a
regresar.
2,34 millones de euros. Es lo que cobró Rodrigo Rato
el año pasado (más el variable) por su excelente gestión. Equivale a
260 salarios mínimos interprofesionales. Es decir, un trabajador que
cobre el SMI tardaría dos siglos y seis décadas en ganar lo que Rato se
levantó en 2011.
1,2 millones de euros. Es la indemnización máxima a la que tiene derecho Rodrigo Rato por su amable dimisión. En realidad, poco dinero: su sustituto como presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, se llevó 68,7 millones de euros
tras jubilarse con 55 años del BBVA. Para que un empleado con el SMI
pudiese cobrar una cantidad así, necesitaría 7.600 años de trabajo.
Actualización, 12:31. Por si fuera poco, el Estado también ha comprometido 27.500 millones más en avales de Bankia.
Publicat a Escolar.net