En pleno siglo XXI aún me hallo inmersa en debate sobre el acceso de la mujer al mercado laboral en igualdad de condiciones y consideraciones.
Yo no sé, pero mi tatarabuela sacó adelante a todos sus hijos solita, que quedó viuda muy joven, y no crean que cosiendo o limpiando o realizando ese tipo de faenas consideradas "de mujeres" sino labrando la tierra y repartiendo pan y dulces de aldea en aldea como en su día hizo mi tatarabuelo, que falleció "in itinere". También he tenido ascendientes femeninas que han pasado toda su vida laboral haciendo jornadas draconianas en las fábricas, sin fiestas ni nada, en plena revolución industrial..... He conocido mujeres que han trabajado el campo duramente durante sus embarazos, parir y a los dos días " escardando el maí" como me comentaba una abuela ancianísssima en Granada. Sorprendente, ¿no? tanto más porque para según quién parece que se "pide limosna" cuando la realidad es que es escandaloso cómo se olvida que las mujeres han sido siempre esa mitad activa en la construcción de la sociedad y en la producción económica a la par de los hombres. No sólo se han visto ampliamente representadas en actividades laborales que implican un esfuerzo físico, si no que en la medida en que el sistema social les ha permitido han hecho honor a sus plenas capacidades para el desarrollo de cualquier actividad.
Pero la cosa no acaba aquí, es aún más profunda la lucha, porque en el camino de la reivindicación total de la mitad de la humanidad como personas de pleno derecho, es necesario el reconocimiento de todo ese trabajo desarrollado exclusivamente por las mujeres, trabajo no remunerado, no reconocido, trabajo marginal que ni como tal se considera y que significa una doble jornada para la mujer obrera: me refiero al hogar, a la cocina, a la limpieza, la costura, los malabares de la economía doméstica, los niños, los no tan niños, la compra, la ropa, que hay que lavar, planchar, guardar......... Además el o la familiar dependiente que hay que ir a echarle una mano ( si no lo tienes en casa). Todo este trabajo, que es mucho, no tiene horarios ( guardias las 24 horas según en qué) no tiene festivos ni vacaciones y, que, desde luego, no está pagado con nada. Porque no se paga, y en la sociedad tan moderna en la que vivimos sólo aquello que tiene una compensación económica reviste valor El trabajo no pagado no es trabajo, tiene otros nombres, a saber: amor de madre, deber, sus labores, cuidar del nido, ser mujer y una interminable sarta de posibles "denominaciones de origen" de una sociedad preeminentemente sexista, en donde la mujer obtiene el trozo más pequeño del pastel aunque es innegable que ella lo ha amasado y horneado.
Pues fíjense ustedes, menuda chufla ser mujer, que situación más estuperdísima en la que, aunque sigo encargándome de todos esos "trabajillos" hogareños se me proporciona la posibilidad de incorporarme de lleno en el mundo laboral "de verdad" y cotizar a la seguridad social, entre otras cosas, que aún hoy hay muchas mujeres de contrato indefinido con sus famílias, y sin haber disfrutado de descansos ni pagas extras, se quedan encima viudas y con una paga de miseria, porque parece que de cara al sistema el único que saca la família adelante es quien trae el "jornal" a casa........ Sí, ya sé que no me debería de quejar tanto porque al menos no he nacido en ciertas sociedades en las que una mujer puede estar "cosificada" hasta grados insospechados, pero no nos olvidemos que en algunos círculos culturales de la Europa del s.XIX aún se discutía si las mujeres tenían o no alma, y que hasta no hace mucho, en este país la mujer necesitaba el permiso del marido o tutor legal para casi cualquier cosa que significara salirse del restrictivo papel que se le tenía adjudicada ( en tiempos actuales, ya en democracia, aún se daban estos casos) así que, como estas cosas calan socialmente y son difíciles de superar, es bastante relativo eso de que "me gusta ser mujer" en nuestra sociedad.
Creo firmemente que hoy por hoy las instituciones obvian mucho, cuando hablan del tema de la igualdad de género y plantean estrategias para que la mujer pueda " ser un miembro productivo de la sociedad" que ya lo es y siempre lo ha sido, y si no se considera que así como hay que cambiar el "chip" al empresario, hay que cambiá,rselo también al sistema y la sociedad, comenzando por el reconocimiento de todo ese trabajo en la sombra que son los cuidados ( hogar, personas...) , y por la generación de proyectos educativos que comiencen a romper con viejos roles, puesto que si no se soluciona esta parte de la problemática lucharemos de forma fragmentada con respecto a la desigualdad, y, eso es en cierta manera, engañarnos.
Hoy, desde estas líneas, reivindico que la mujer siempre ha sido trabajadora, todas las mujeres, no sólo las que han salido a trabajar a la calle, si no todas, todas, y quiero dejar constancia de la gran importancia de esa productividad en la sombra, que no ha recibido más compensación que el olvido de las instituciones, a la que no se le ha dado la valía que merece, pensemos en todas esas mujeres que no han cotizado, han trabajado toda su vida como leonas y se ven vinculadas obligatoriamente a su marido, que no se pueden separar porque nada tienen, que cobran pensiones de miseria, que cargan con niños y doble, triple, jornada para "salir adelante". El verdadero mérito lo tienen ellas, ellas que nada tienen y todo lo dan.
Lobelia
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