Barcelona, 1 de octubre del 2010
Estimado Conseller Saura,
No soy una joven violenta anti-sistema. Soy una mujer cincuentañera, enferma del Síndrome de la Fatiga Crónica que raramente puede salir de su casa. El 26 de septiembre hice el esfuerzo de ir a Plaça de Catalunya, al banco ocupado por colectivos trabajando para una sociedad mejor, para participar en una interesante y fructífera reunión sobre la “Politización de los Cuidados”. Participamos enfermos, tetraplégicos y mujeres inmigrantes, que son las que cuidan de enfermos y ancianos en nuestros hogares. Se hizo un serio trabajo de reflexión sobre cómo organizarnos entre todos ya que ni el gobierno de la Generalitat ni el de Madrid nos prestan la ayuda mínima que necesitamos.
Era mi intención haber vuelto el día de la Huelga General para continuar participando en los interesantes talleres que se estaban llevando a cabo en ese espacio, pero mi salud no me lo permitió. Desde mi cama pude ver, horrorizada, por televisión que usted había decidido desalojar ese espacio ese mismo día y con una violencia impresionante. Me pregunto qué fue de los niños y de los ancianos que también participaban en las actividades en ese espacio.
Pero me pregunto, sobre todo, que por qué decidió usted desalojar ese espacio justo el día de la Huelga General. Podría haber esperado al día después si tanto le amenaza que los ciudadanos hablemos de la politización de los cuidados. ¿No sería una manera de despistar a la prensa de la Huelga General? Cual fuera su intención, la prensa en toda España, cuando habla de la Huelga General en Barcelona, sólo habla de los “okupas” acusándoles de violentos (personas que, por cierto, quedaron heridos y bastante magullados). Pero para añadir al despiste, y como si usted no tuviera nada que ver con la violencia contra los alter-mundistas, mientras los Mossos pegaban usted tomaba un sitio central en la manifestación. Ese tipo de perversión es lo que le va a costar a su gobierno las próximas elecciones.
También quería informarle de que el pequeño bidón de gasolina (la justificación que usted da en la prensa por el salvaje ataque) que había en ese espacio era para el generador de electricidad para poder tener luz y utilizar ordenadores en nuestras actividades.
Pero la verdad siempre prevalece y hasta con cierta poesía, aún en tiempos de políticas neoliberales salvajes: La “S” que alguien añadió a las palabras “DE CREDITO” en la puerta del banco para así formar la palabra “DESCREDITO”, veo en la prensa, que sigue en pie, después de que ustedes hayan tapiado la puerta con ladrillos. También siguen en pié, al lado de la puerta, las palabras: “Aquí se sueña”.
Sinceramente,
Clara Valverde
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