Las invasiones de plantas se producen de un modo paulatino, casi imperceptible, pero las nuevas especies llegan a desplazar a las originarias y a ocupar por entero hábitats que antes de su llegada sólo albergaban plantas autóctonas. Este daño, considerado en Europa como una de las mayores amenazas para la biodiversidad, no ha sido cuantificado económicamente en la mayor parte de los casos, a pesar de que las cifras son ya importantes.
En los últimos 25 años el número de plantas invasoras se ha triplicado en el continente, ya alcanzan las 5.789 especies diferentes, según los datos recopilados por especialistas de 48 países y presentados en la Conferencia de ecólogos que se celebró recientemente en Leipzig (Alemania).
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