El Cantábrico, desde Galicia hasta Euskadi, quiere acabar con la expansión de la planta invasora Cortadeira selloana, más conocida como el plumero de la Pampa. Su color pálido ha alterado el verde paisaje del norte peninsular, incluso en espacios protegidos, y su crecimiento exponencial se ha convertido ya en una amenaza para la biodiversidad autóctona.
Este llamativo plumero también salpica algunos espacios del Mediterráneo y del Sur, pero su mayor proliferación se produce a lo largo de la Cornisa Cantábrica, desde su aparición décadas atrás. Nadie pensó entonces que la plantación de esta especie, natural de Argentina, Chile, Uruguay y Brasil, como adorno o bien para marcar visualmente las medianas de las autopistas se iba a convertir en un problema para el equilibrio de los ecosistemas naturales.
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