En Barcelona hay pocos espacios para crear nuevas zonas verdes. Cuando en otras ciudades europeas se están creando movimientos vecinales para la participación en el diseño de las áreas verdes y se están abriendo a una nueva jardinería estructural ligada a la edificación, en Barcelona, crear espacios verdes parece que sólo se consigue a base de poner una jardinera sobre el pavimento o abrir un agujero en el mismo para enterrar las raíces de un árbol.
Me han invitado desde Medio Ambiente del Ayuntamiento de Barcelona (lo que antes era Parcs i Jardins) a una Sesión Participativa del Plan Estratégico del Verde. Se trata de unas sesiones de trabajo para definir los objetivos a largo plazo y las acciones a realizar en los próximos 5-10 años en la ciudad de Barcelona, en las que los invitados provienen de diferentes estamentos públicos y privados relacionados con el verde urbano.
Desde hace un tiempo, cuando voy a reuniones donde hay personas con distintos intereses me doy cuenta de que al final cada uno acaba defendiendo su parcela. En este caso, he asistido a una confrontación de intereses entre los jóvenes que aportan nuevas ideas y la estructura funcionarial anquilosada a los que ya les está bien hacer las cosas como se hacen y que no está abierta a que una parte de la sociedad ande moviéndose por otros derroteros.
Yo creo que a Barcelona le falta definirse en el aspecto vegetal. Al igual que la ciudad es conocida por su arquitectura, no es conocida por su jardinería. Es más, no me gusta la jardinería urbana de Barcelona, que pese a tener jardines y parques de grandes paisajistas, tiene pocos parterres y espacios ajardinados y demasiado césped y malas hierbas en los pocos parterres que existen, además de una mezcla de árboles a cual en peor estado. Decían en la jornada que es que no hay tradición paisajística en Barcelona, que no hay paisajistas. Tradición sí que hay y paisajistas también. Hay ingenieros agrónomos y personas formadas en disciplinas afines que podrían formar un equipo multidisciplinar con los arquitectos municipales para cambiar las cosas. Me decía una arquitecta municipal que en Barcelona no hay personas formadas para hacer jardinería urbana. La verdad es que me molesta bastante escuchar esto cuando hace veinte años que yo estoy trabajando (y publicando) sobre jardinería sostenible y nuevas tecnologías aplicadas a la jardinería y conozco a muchas personas con formación suficiente para trabajar en jardinería urbana. Lo que no pueden decir tan a la ligera es que nadie sabe de estas cosas en Barcelona.
En Barcelona podríamos apostar por una jardinería sostenible, por cambiar las especies vegetales por especies autóctonas que aportarían una estética distinta, por ser innovadores y vegetar cubiertas y fachadas de edificios, por introducir nuevas tecnologías en la gestión de jardines y parques, por crear verdaderos corredores urbanos para la fauna, por dejar que los vecinos contribuyan a crear y gestionar los espacios ajardinados, por eliminar el pavimento de muchas zonas por donde no pasan ni personas ni vehículos y transformar los espacios en jardines, en definitiva, por crear un estilo propio.
¿Tendrá que venir siempre Jean Nouvel para hacer parques autóctonos barceloneses mientras el resto del espacio se deja en manos de jardineros sin formación paisajista, cuando tenemos universidades que financiamos con dinero público de las que cada año salen unas cuantas promociones de personas formadas en jardinería y paisajismo? Si no ampliamos nuestras miras nos vamos a quedar en el camino. Y en el fondo lo que pasa es que a muchos gestores urbanistas les asusta el verde. Sus razones personales tendrán cuando siguen hablando del verde sin saber de qué se trata.
Publicat per Silvia Burés en el diari La Vanguardía
Me han invitado desde Medio Ambiente del Ayuntamiento de Barcelona (lo que antes era Parcs i Jardins) a una Sesión Participativa del Plan Estratégico del Verde. Se trata de unas sesiones de trabajo para definir los objetivos a largo plazo y las acciones a realizar en los próximos 5-10 años en la ciudad de Barcelona, en las que los invitados provienen de diferentes estamentos públicos y privados relacionados con el verde urbano.
Desde hace un tiempo, cuando voy a reuniones donde hay personas con distintos intereses me doy cuenta de que al final cada uno acaba defendiendo su parcela. En este caso, he asistido a una confrontación de intereses entre los jóvenes que aportan nuevas ideas y la estructura funcionarial anquilosada a los que ya les está bien hacer las cosas como se hacen y que no está abierta a que una parte de la sociedad ande moviéndose por otros derroteros.
Yo creo que a Barcelona le falta definirse en el aspecto vegetal. Al igual que la ciudad es conocida por su arquitectura, no es conocida por su jardinería. Es más, no me gusta la jardinería urbana de Barcelona, que pese a tener jardines y parques de grandes paisajistas, tiene pocos parterres y espacios ajardinados y demasiado césped y malas hierbas en los pocos parterres que existen, además de una mezcla de árboles a cual en peor estado. Decían en la jornada que es que no hay tradición paisajística en Barcelona, que no hay paisajistas. Tradición sí que hay y paisajistas también. Hay ingenieros agrónomos y personas formadas en disciplinas afines que podrían formar un equipo multidisciplinar con los arquitectos municipales para cambiar las cosas. Me decía una arquitecta municipal que en Barcelona no hay personas formadas para hacer jardinería urbana. La verdad es que me molesta bastante escuchar esto cuando hace veinte años que yo estoy trabajando (y publicando) sobre jardinería sostenible y nuevas tecnologías aplicadas a la jardinería y conozco a muchas personas con formación suficiente para trabajar en jardinería urbana. Lo que no pueden decir tan a la ligera es que nadie sabe de estas cosas en Barcelona.
En Barcelona podríamos apostar por una jardinería sostenible, por cambiar las especies vegetales por especies autóctonas que aportarían una estética distinta, por ser innovadores y vegetar cubiertas y fachadas de edificios, por introducir nuevas tecnologías en la gestión de jardines y parques, por crear verdaderos corredores urbanos para la fauna, por dejar que los vecinos contribuyan a crear y gestionar los espacios ajardinados, por eliminar el pavimento de muchas zonas por donde no pasan ni personas ni vehículos y transformar los espacios en jardines, en definitiva, por crear un estilo propio.
¿Tendrá que venir siempre Jean Nouvel para hacer parques autóctonos barceloneses mientras el resto del espacio se deja en manos de jardineros sin formación paisajista, cuando tenemos universidades que financiamos con dinero público de las que cada año salen unas cuantas promociones de personas formadas en jardinería y paisajismo? Si no ampliamos nuestras miras nos vamos a quedar en el camino. Y en el fondo lo que pasa es que a muchos gestores urbanistas les asusta el verde. Sus razones personales tendrán cuando siguen hablando del verde sin saber de qué se trata.
Publicat per Silvia Burés en el diari La Vanguardía
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